
HABLALE A LA LLUVIA.
Esta mañana el aire trae una mezcla de aromas antiguos.
Un rumor de palabras susurradas que el viento repite como una letanía en cada una de las gotas que, dulcemente desordenadas, llenan de estrellas luminosas el cristal donde se desdibujan las formas de mi pequeño bosque.
La lluvia es parte del mundo de Deva, la diosa Celta del Amor.
Háblale a la lluvia.
Pon tu mano sobre el cristal y háblale a la lluvia.
Cuéntale tus deseos, tus inquietudes, tus penas o tus esperanzas.
Una vela verde, prendida cerca de la ventana mientras la lluvia inventa senderos misteriosos en ella, es un puente perfecto para llegar a la deidad que gobierna el mundo de las emociones.
No hace falta nada más.
Solo que tu mente y tu corazón aúnen sus deseos y sus intenciones para que la diosa sepa, sin ninguna duda, lo que necesitas de ella.
Si un viernes, día de la diosa de los sentimientos a tu ventana, se arrima un aguacero, piensa que es algo más que un conjunto de gotas enlazadas. La lluvia, es presagio y anuncio de emociones y aventuras nuevas en las que el amor y la amistad -lo sé, estoy segura- van a ser la razón y el motivo perfectos para ser feliz.