El citrino es una piedra imán para el dinero y la suerte.
Se dice que Dana, a través de ella, concede a quien la lleva sobre la piel una vibración muy positiva que aumenta el brillo del aura, haciendo que las personas se sientan inclinadas al cariño, el amor y el respeto por esa persona.
Reafirma la autoestima y da energía para vencer los momentos de decaimiento, el cansancio y la desmotivación.
Existe una leyenda en torno a esta piedra y es que rechaza con mucha potencia la negatividad y con la misma energía atrae a la vida de quien la tiene cerca suerte en general y éxito en las cosas que se emprendan teniéndolo como apoyo y ayuda.
Como amuleto es perfecto.
Se utiliza: de manera personal, llevándolo encima. Es un instrumento muy poderoso de defensa y de éxito en las casas. En los vehículos se dice que protege de accidentes y tropiezos.
Mi abuela solía decir que enderezar los pasos, es enderezar los caminos.
Hoy quiero contaros, con todo detalle, una de sus recetas favoritas precisamente para eso, para enderezar los pasos.
En la tercera noche de Luna Llena de Agosto colocaba un recipiente con agua en el exterior, con un buen puñado de hojas de orquídea blanca.
Por la mañana añadía un poco de agua templada al elixir para que resultara más confortable, sin que esa pequeña concesión, disminuyera ninguna de sus propiedades mágicas.
La clave de ese ritual era que, los pies, para sumergirlos en el agua debían estar cruzados.
Ella decía que ese gesto era para cambiar el rumbo cuando las cosas están atravesadas.
Después de unos minutos, retirábamos los pies del recipiente, los apoyábamos en un paño blanco de lino, pero en la misma postura, hasta que ella pronunciaba un conjuro que a mí me parece precioso.
Por si quieres hacerlo, es este:
“Que tus pasos vayan siempre por senderos sin sombras.
Que los obstáculos se aparten de tu camino.
Que se enderecen los asuntos y se encaucen los hilos del destino.”
Entonces, siempre siguiendo el protocolo que ella marcaba, descruzábamos despacio los pies, convencidos de que todo iría bien desde ese momento.
Es una pequeña ceremonia que ha de hacerse, si la haces con los niños, como se hacen estas cosas con la gente menuda, como un juego. Para protegerlos sin ritos solemnes y complicados y para, de manera sencilla, ayudarles a caminar sin encontrar grandes dificultades en su camino y venciendo, las que pudieran presentarse, con decisión y firmeza.
A mi abuela le encantaba hacer esta pequeña ceremonia, bajo la Luna Llena, con todos sus nietos. Aunque se puede realizar en cualquier Luna Llena del año y también para los mayores de la casa.
(La ilustración, la luna desde la ventana de mi ático y la orquídea que me prestará algunos de sus pétalos para volver, una vez más, a revivir los momentos más mágicos de mi infancia.)
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La diosa a la que hemos de acudir para solicitar ayuda cuando necesitamos que se nos abran los caminos del trabajo y la economía es Navia, la diosa celta de la tierra.
Para invocarla has de buscar un jueves de luna creciente y este es el ritual con el que puedes hacerlo.
NECESITAS:
Un velón azul.
Un platillo.
Sal azul.
Flores azules
Ocho lamparillas del mismo color.
Un papel pequeño para hacer tu petición
Varillas de incienso de sándalo.
PREPARACION Y RITUAL
A primera hora de un jueves de luna creciente has colocar el platillo rodeado de las flores y la sal y sobre el velón.
Con las lamparillas de dos en dos marca los cuatro puntos cardinales
Debajo del coloca tu petición de suerte escrita de esta manera:.
“Navia, Diosa de la fortuna, necesito que la suerte este de mi parte en…(escribe el tema en el que necesitas sus ayuda) y así siempre te lo agradeceré con toda mi fe”
Prende tres varillas de incienso como ofrenda y deja que el humo lleve tu petición a la diosa.
Los restos de ritual puedes desecharlos sin mas. Es un ritual muy sencillo pero muy eficaz para conseguir, sobre todo, mejorar en el trabajo y alcanzar prosperidad en economía.
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COSAS DE MEIGA 