Mis siete Diosas. Las que han respaldado cada decisión, cada paso, cada tramo de mi camino y de las que hablo siempre porque querría que también fueran las tuyas.

Ariadna, Diosa de la Luna, Reina de la noche y las mareas. A ella le encomiendo mi hogar, mi familia y a la gente que amo.

Morrigan, Diosa de la Fuerza. Señora del valor y el coraje. Acudo a ella para pedir la salud de quien no la tiene, la energía para quien la necesita.

Ainé, Diosa del Aire. Dueña de la inteligencia y la razón. Los pensamientos, las ideas y los sueños son parte de su dominio. De ella depende que nuestros sueños se cumplan.

Navia, Diosa de la abundancia de la Tierra y de la suerte. Regente de todo lo bueno que gira en el Universo. Ella propicia el trabajo y la economia. Y es tambien la diosa de la fertilidad.

Deva, Diosa del Agua y del Amor, deidad que protege a los que anteponen las emociones a todas las demás cuestiones de la vida, y las quimeras a las realidades.

Epona, Diosa de los bosques y de la Naturaleza. Su labor es protegernos de los enemigos tanto visibles como invisibles y velar por nuestra seguridad.

Dana, Diosa del Sol, Diosa madre de todas las deidades. A ella hay que encomendarle los inicios. Dejar bajo su cuidado los primeros pasos de nuestras iniciativas, porque en sus manos están todos los elementos, todos los poderes.

Cada una tiene, según la ley de correspondencias una piedra favorita, un color, un día de la semana…

Y los amuletos deben guardar esa ley.

Pero a mi con mucha frecuencia me gusta tenerlas a todas cerquita, combinando sus fuerzas, acompañándome y cuidando de mi.

Por eso he reunido sus símbolos en algunos amuletos para que, si los llevas contigo, las siete diosas guíen tus pasos, te protejan y atraigan hacia ti todos sus dones.