Hay muchas teorías sobre el origen de este extraño y fascinante anillo pero hoy, más que de la historia o la leyenda quiero hablar de mi experiencia personal con él.
Lo que debes saber es que los símbolos geométricos que lo adornan, guardan un equilibrio y un orden especial que canaliza una energía muy poderosa.
Esas formas interrelacionadas crean un campo de potentes vibraciones y un escudo protector para quien lo lleva puesto,
Lo más importante que quiero contarte es la manera en se puede utilizar toda su potencia.
Si te decides a llevarlo en la dedo anular, como yo lo llevo, has de tener en cuenta que en la mano derecha estimula y en la izquierda relaja. Así que, dependiendo de lo que necesites, estimulo o relajación debes colocarlo en un mano o en otra.
Para las personas enfermas o en procesos de recuperación por alguna enfermedad, operación o traumatismo, lo mejor es llevar el anillo colgado del cuello con un cordoncillo de seda roja, calculando que quede a la altura del pecho, donde esta uno de los chacras más importantes, para que a través de él, el Atlante, irradie a todo el cuerpo la fuerza y la energía que se necesita en estos casos.
Hay personas que me preguntan si pueden dejarlo en casa. Dicho así parece raro, pero sí, se puede dejar el anillo “trabajando” en casa. Donde lo coloques va a transmitir fuerza, sea en una planta, a un espacio o a alguien determinado colocándolo sobre su fotografía.
Yo suelo llevarlo puesto mientras trabajo, porque me aporta lucidez, claridad de ideas y me ayuda a estar más receptiva a todo lo que vivo en cada consulta.
Algún domingo lo consagro, nuevamente, en honor a Dana, la diosa del Sol y lo rodeo con velas doradas o naranjas y esa es manera de recargarlo. Lo he sacado de mi dedo hoy para mostraros como se hace.
Aplicándolo a zonas de dolor, o a golpes actúa como calmante y aplicado en los parpados, unos segundos en cada uno, combate los padecimientos de los ojos.
El anillo Atlante una vez consagrado y utilizado, no puede ser cedido a nadie. Es personal y puedes usarlo en beneficio de los demás, pero siempre manejándolo tú.
Para mí, para los miembros de mi familia y para mis amigos es como un sello, como un emblema.
No nos importa de dónde viene, ni cuál es su origen, solo asegurar a quien quiera utilizarlo que lleva muchos años siendo parte de nuestra forma de vida.
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