En Galicia existe la creencia, muy arraigada en las zonas rurales, de que una herradura usada, con siete agujeros, colocada con la abertura hacia abajo en los marcos de las puertas por dentro, protege contra las malas energías y contra la envidia. Empezó a usarse en las cuadras de los animales y se traslado mas tarde a las casas. Los herreros al retirar las herraduras viejas por otras nuevas a los caballos, las guardaban para regalarlas a quien se las solicitara. Y aun lo hacen.