LO QUE HACEMOS LAS MEIGAS…
Si alguien me preguntara que es, en esencia, la función de una meiga lo tendría muy claro: Ir contra pronóstico.
Echarle un pulso continuamente al destino, a las circunstancias, barrer cristales rotos, alisar caminos y a menudo, incluso, inventarlos cuando parece que una tormenta de viento y arena los ha borrado por completo.
Eso es lo que debe hacer una buena bruja, una buena meiga,
Eso me enseñaron a hacer.
Primero a adivinar los presagios que anuncian las nubes, las huellas de las gaviotas en la arena, los mensajes de los arcanos y luego a ignorar los pronósticos, para cambiar la trayectoria de las cosas.
Aprendí a borrar las predicciones, los hechos anunciados y a darle un giro al rumbo de la historia.
Yo no me sentaría cada día en mi mesa de trabajo para dictar sentencias, para desahuciar, para anunciar el final, aparentemente previsible, de una enfermedad, hablar una crisis de amor que va directamente a la ruptura, sin buscar las razones, el por qué e intentar, cambiando lo que origina el problema, solucionarlo.
A veces, en esa larguísima lucha en contra del destino y el azar, consigo la victoria, otras veces, no.
Lo importante es haber peleado cada una de esas partidas hasta el límite y más allá. Con todas las fuerzas, esmerándote en aplicar todos los conocimientos aprendidos. Uniendo lo humano con lo divino sin darle ningún protagonismo al desaliento.
Quería contártelo, por si te sirve.
Martes, día de Morrigan, la guerrera, la diosa que nunca se rinde si tu no lo haces. Vamos a por el.