RECETAS DE LA ABUELA
Hoy me desperté pensando en la abuela. Recordé aquel gesto tan suyo de rodear mis hombros con su brazo y como, aquel gesto, me hacía sentir siempre a salvo, protegida…
Y pensé también que hace ya tiempo que no comparto contigo algunas de sus viejas recetas.
Y como te digo siempre, no les busques explicación, no la tienen. Pero funcionan.
EL PEREJIL ES UNA PLANTA MARAVILLOSA. Según mi abuela, atrae la buena la salud, el amor, la suerte y la estabilidad. Ella tenia siempre en la ventana de la cocina un ramito de esa planta en un baso de agua o cuando era su tiempo, una plantita de perejil, pero en un caso u otro, tenia mucho cuidado de renovarla antes de que se mustiara
PARA QUE NO FALTE EL DINERO, hay que llevar en el monedero o en la cartera una moneda de las que tienen un agujero en el medio, atada con una cinta rojo. Se pasa un extremo de la cinta roja por el centro de la moneda y se ata al otro con siete nudos.
LA CEBOLLA ATRAE LAS ENERGIAS POSITIVAS. Mi abuela pasaba cebolla por aceite caliente la dejaba reposar unas horas y el aceite que luego colaba servia para ungir los zócalos de toda la casa, los pomos de las puertas y de las ventanas y las ruedas de los coches (mi dos caballo de aquella época sobrevivió a todas mis aventuras y viajes, sin tropiezos, gracias al aceite de cebolla)
CAMBIAR COSAS DE SITIO Esta era una de sus formulas favoritas, si algo se entorpecía o si se presentaba una de esas rachas de tropiezas que no se sabe bien que lo produce, cambiaba de sitio muebles pequeños o algunos objetos de los que normalmente tiene un sitio fijo. Eso, decía ella, rompía los hilos invisibles que se van formando entre los objetos de una casa y que atan y limitan.
BARRER SIN TOCAR EL SUELO Mi abuela lo hacia cada lunes. Barría hacia la puerta sin tocar el suelo, con la misma actitud que si lo tocara, con mucha energía, y yo diría que arrastrando algo que no se ve, pero que ella sabia que estaba ahí.
Siempre sonrío cuando la recuerdo trajinando por sus espacios, llenándolo todo de aromas conocidos, de palabras acertadas y de miradas conciliadoras.
Hoy, mi día, va por ella…