Estoy segura de que conoces este amuleto y es posible que lo hayas visto, alguna vez, colgado sobre el pecho de una mujer embazarada o en la cuna, o en el cochecito de algún niño, lo que no se. es si te he contado, alguna vez, la la preciosa leyenda de este objeto tan especial
La leyenda habla de un bosque donde los Ángeles custodios, convivían con los duendes. Se cuidaban unos a otros de los avatares y de las invasiones de las gentes incrédulas y pendencieras.
Los Ángeles, permanecían en ese lugar sagrado esperando el aviso de que, el niño que les correspondía cuidar, había sido engendrado y desde ese momento, hasta su nacimiento, y a partir de ahí, hasta el final de sus días, deberían acompañar y proteger.
Cuando este hecho ocurría, cuando los Ángeles se veían obligados a abandonar el bosque para atender a lo que los Dioses les encomendaban, sentían una profunda preocupación al dejar solos a sus amigos
Porque los duendes son entidades muy confiadas y vulnerables. Hablan siempre en voz muy baja, casi susurrando y los Ángeles, temían que, ante cualquier peligro, no les llegara la llamada
Así que fabricaron unos cascabeles que consagraron para que, si los duendes necesitan ayuda, pudieran hacerlos sonar
Con el tiempo los magos y las meigas descubrimos, a través de esa leyenda, la utilidad de los llamadores de Ángeles, les dimos forma y y empezamos a utilizarlos con la ayuda y el respaldo de los duendes.
Personalmente los recomiendo para conseguir ese embarazo que no acaba de llegar, para ayudar en la gestación y que esta se desarrolle sin problema.
Mi experiencia es muy positiva en los partos y una vez que nace el niño, ese amuleto, colocado en la cuna rechaza la envidia, los celos y la maldad de cualquier enemigo visible e invisible,
Estos pequeños llamadores son muy mágicos
Su sonido es una llamada que los Ángeles escuchan y atienden de inmediato
Yo, personalmente los recomiendo. Y tengo experiencias preciosas con respecto a ellos.
A menudo algunas madres nos traen a sus bebes. Esos bebes de los que hemos estado pendientes muchos meses.
Es una de las cosas más bonitas de mi oficio.
Tomar en mis brazos a cualquiera de esos niños y bendecirlo mientras convoco con respeto y ternura a los Ángeles que les acompañan pidiéndoles que ejerzan su labor con firmeza y me los mantengan siempre a salvo.