En los hogares celtas, el Fuego presidía la vida familiar. Era el símbolo de la vida, la salud y la fuerza y se mantenía encendido día y noche, considerándose una verdadera desgracia que por accidente o descuido se apagara.
En Galicia esa costumbre ancestral fue conservada en las zonas rurales., en cierta media hasta la actualidad, con menos rigidez y con menos continuidad pero la vida familiar se desarrollaba en torno a la ladeira y el fuego que arde en los potes.
La manera en que se queman los leños, el humo del fuego y las formas que las llamas proyectan en las paredes se considera una fuente de adivinación ya que contemplándolas, se puede predecir el futuro de las personas que se reúnen en torno a el.
En las grandes ciudades conservar esa costumbre es impensable pero, en recuerdo de esa tradición, podemos recuperar el ritual del Fuego en nuestras casas por medio de las velas, o prendiendo pequeñas hogueras con las que convocaremos a las deidades del hogar y la familia.
Los Celtas tenían como base de ese fuego ramas y troncos de los árboles sagrados, en especial el roble, el pino, el abeto, el abedul, o olivo o el laurel.
En muchos lugares, en bosques y parques existen esto árboles y a nadie le molestara que te lleves una pocas ramitas para quemarlas en tu cocina en recuerdo de tus ancestros.
Y has de saber también que el Fuego es el Elemento de la diosa Dana y ella agradeciera tu ofrenda procurando que no falta en ese hogar ni lo material ni lo espiritual.
El dia mejor para hacer estas ofrendas es el Domingo, día de Dana y en cualquiera de las Lunas, menos en la Luna menguante.