No todos los espacios abiertos tiene la misma vibración, ni mucho menos.

Hay lugares en los que las energías fluyen. se entrelazan, juegan con los elementos de la naturaleza y se combinan con las de cada una de las personas que transitamos por ellos.

Pueden ser los árboles, las plantas, la situación de los riachuelos de agua o tal vez lo que se siente en ellos es lo que las piedras retienen, lo que la tierra guarda y atesora el eco de las palabras sangradas, de las palabras secretas de nuestros ancestros.

Cuando de pronto tienes esa sensación se produce es como una especie de comunión, de identificación tan fuerte que ese lugar se convierta en tu hogar, en la casa donde siempre quieres volver.

Y esos son lugares ideales para hacer uno de los rituales mas antiguos que se conocen.

La unión de las almas y las mentes

Es una ceremonia muy sencilla.

Como esa es tu casa. Una de tus casas. Has de invitar a ella a tus amigos. A la gente que siente como tu y que es capaz de percibir esa fuerza que emana el lugar.

El único requisito es marcar un circulo simbólico en torno a las personas que se han reunido para levantar una muralla de protección que las separe del mundo y las energías negativas .

A menudo los elementos del lugar como las piedras ya marcan ese circulo de manera natural.

Luego cogerse de las manos y sentir que formas parte de ellos y ellos de ti, que sois uno solo en un universo especial y nuevo y que nada puede ocurrir que desarme esa unión.

Si alguien espontáneamente quiere leer algun conjuro o decir algo puede de hacerlo. Algunas palabras, alguna oración, algún conjuro…

Si se quiere convocar a los elementos es lago que también puede hacerse…

Pero lo mas importante son esas manos unidas, estas fuerzas unificadas.