No sé cuántos libros hay que tener, publicados, para poder utilizar el título de escritora.
Yo solo tengo uno libro en el mercado y otro en edición. Pero, si lo que se mide es el número de personas a las que ese libro a llegado para contar, lo que quería contar, de mi mundo, de mi cultura, de la magia celta y todos sus pormenores, por lo menos soy una escribidora aceptable.
Y aprovecho, en este día del libro, para dar las gracias a todos los que habéis conseguido que “Secretos de una bruja celta” esté, todavía, después de varios años, entre los más vendidos en su apartado.
Y lo más importante para mí es, que ese libro, ha sido un puente que me ha llevado a muchos abrazos, a miles de abrazos, físicos y virtuales a lo largo y ancho del mundo.
Hay momentos en la vida nos pone a prueba y nos obliga a enfrentarnos a hechos dolorosos, a injusticias, a la enfermedad de alguien querido, al desamor… y esas vivencias, a menudo, desencadenan una sentimiento de rabia, de odio, que nos ata y no nos permite continuar con nuestro camino libremente.
Voy a contarte una formula muy antigua para liberar esas sensaciones negativas, exteriorizándolas y enviándolas lejos de ti.
Necesitas una piedra de valores mágicos yo suelo utilizar un cuarzo blanco por su enorme poder de canalización de energía.
Vamos a trasferir a esa piedra todo lo que nos está dañando.
Has de buscar un lugar apartado que tenga rocas y tierra o arena, Puede ser en una playa, mi lugar favorito, cerca de un río, o en cualquier otro lugar que reúna esas condiciones y donde puedas estar a salvo de curiosos.
Toma la piedra en las palmas de tu mano, elévala a la altura de tu pecho, Mantenla así, presentándola al universo y visualizando como ese mineral se carga de una energía prodigiosa.
Luego deposíta la piedra en el suelo. Toma un puñado de arena –tierra si es lo que tienes a mano- y ve dejándola caer sobre la piedra lentamente visualizando que en esa arena va, tu angustia, tu tristeza, tus recuerdos dolorosos, cualquiera de tus males…
Incluso verbalizándolo con frases como
“Me desprendo de…”en esos puntos suspensivos pon lo que quieras desprenderte
Luego recoge la piedra y arrójala con toda la fuerza de eres capaz contra alguna roca, en ese momento, cuando la piedra se estrelle piensa que algo más se rompe con ella: todas las emociones y los sentimientos que está dañándote
Yo he recurrido a esta fórmula muchas veces y siempre me ha ayudado muchísimo.
Por último abre los brazos en señal de liberación y pronuncia palabras de despedida.
Este es un ejemplo:
“Adiós a mis miedos, adiós a mi angustia, adiós a mis dudas, a adiós a mi rabia, adiós a mi rencor, adiós para siempre”
Grítalo. Puedes gritarlo.
Yo grito muy fuerte convencida de que esa piedra se lleva en su vuelo, todo aquello que ya no quiero tener conmigo.
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