ME GUSTA SER UNA MUJER CELTA
Los Druidas y en general todos los hombres de la cultura celta pensaban que las mujeres eran una reencarnación de la diosa suprema, de la Diosa de la Tierra de la que se derivan el resto de las deidades.
Toda mujer, para un guerrero, o un druida, era, sin duda, una Diosa.
Y no solo la mujer, toda hembra que fuera capaz de crear vida, alimentarla y hacerla crecer, debía tener, por fuerza, dotes de diosa.
Si a eso unimos la intuición, otra de las cualidades femeninas, que nos hacen anticiparnos a menudo a algunos hechos y a aconsejar estrategias, comportamientos y decisiones, la mayor parte de las veces muy adecuadas, es lógico que lo pensaran así.
Los Celtas tenían en consideración, por lo tanto, la opinión de las mujeres. Y su criterio les importaba. Las respetaban como diosas. Las amaban en la igualdad y las valoraban como la mejor de las compañías.
Me gusta ser una mujer Celta.
Me gusta que me escuchen, me atiendan, me respeten, me amen desde la igualdad, no me menosprecien con engaños torpes y sobre todo, que me traten como a una diosa.
¿A ti no?
¡Qué bien! Me encanta lo que hacían esos celtas…Me gustaría regresar a sus tiempos. Eso era entonces en la edad de los metales.
Maira, hace mas de seis mil año…
Aunque todavía hay algunos en el reino unido, asturias, francia, ect. Y sí, si me gusta
Y en Galicia, Maira, que nunca desaparecieron, pero que estan ahora recuperando muchas cosas que una dictadura nos robo
Además, ojalá sus creencias fueran más seguidas en el mundo que la de los malditos musulmanes.
Ojala, y no solo en ese mundo, que machistas hay en todos lados.